jueves, 26 de noviembre de 2020

Viajes literarios

Cuando conocí a Ricardo, él estaba en Perú. De todos los lugares que me describió, dónde tuvo sus aventuras con la niña mala, este, es el que más recuerdo. Y justo hoy, en mi viaje a Edomex, platicaba con mi cliente sobre su reciente viaje, que casualmente fue en Perú. Me dijo que había estado en Lima -Bueno, cerca de Lima. Un lugar que se llama Miraflores-. Con emoción confirmé preguntándole -¿Miraflores? ¡Que maravilla!- y entonces, le describí ese barrio situado frente al mar, los malecones que controlan las olas agresivas, los surfistas que aprovechan desde muy temprano el agitado mar, el Barrio Alegre, los Baños de Miraflores, y el lenguaje miraflorino, o general de los peruanos, con sus huachaferias y pichuriadas. Al final, preguntó si conocía por alla, -alguna vez lo leí- le dije, pero lo que pensé fué: si conozco un poco, un día de verano allá por los años 50s, Ricardito me llevó. En aquel entonces fue Perez Prado y su orquesta a animar los bailes de Lima. No se lo dije. Esos viajes literarios te darán conversaciones, pero terminarás siendo un mamador.

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