martes, 25 de agosto de 2020

Perdido y encontrado

Culpo al sobrecargo de quitarme la bolsa y meterla a los compartimientos donde yo sabía que la iba olvidar. Y esa es la razón por la que corro por la terminal buscando la oficina de reclamaciones de equipaje. No es la primera vez que se presenta esta situación; audífonos olvidados en hoteles, suéteres adornando sillas de restaurantes, generosas propinas con todo y cartera para taxistas, y un sinfín de artículos que ahora tienen otro dueño. En estos momentos, mi bolsa está a punto despegar y tengo que parar ese avión para recuperarla antes de tomar el siguiente vuelo.

Al fin he llegado a la oficina. Trato de recuperar el aliento. Cansada y con dificultad para hablar exijo que me atiendan. Describo detalladamente mi objeto perdido. Busco mi celular en mi bolsa, y me doy cuenta. La bolsa siempre ha estado conmigo. El señor de la oficina la observa y suelta su más fuerte carcajada. Se siente casi cruel, pero lo he comprendido: no solo pierdo cosas, también a veces pierdo la dignidad.

martes, 18 de agosto de 2020

Melomanía Crónica

Escuchaba ese playlist que tenía un poco abandonado. Uno que había hecho exclusivamente para sumergirme en el contenido musical de “People ain’t no Good” de Nick Cave, y así, ahogar toda pena. Puedo jurar que todas las canciones de la lista hablaban de mí. En ese festival de infinita tristeza yo era el único espectador. Todas mis bandas y cantantes favoritos actuaban solo para mí, transportándome a una experiencia agridulce.

El evento musical fue interrumpido varias veces durante el día: al subir al auto para ir con el dentista, al tratar de emparejar mi celular con el estéreo del auto para seguir con el ritmo de mi aflicción, al tener que contestar las preguntas de todos aquellos que no estaban invitados a mi festival personal de amargura. Quizá, el único invitado que tuve fue el dentista que durante la cita me ofreció poner mi música en su consultorio ¿Cómo podía decir que no?. En realidad es que todos hubieran estado invitados si se limitaran a solo escuchar y apreciar mi buen gusto. 

Ya entrada la noche, en la casa de mis padres, me adueñe de su equipo de sonido. Seguía con la piel erizada provocada por los sonidos, las voces y las letras. Una vez más, el festival fue interrumpido al escuchar hablar a los no invitados. Tenían las voces de mi madre y mi esposo. 
- Nomás vino a escuchar música su música deprimente. ¿Nos va hablar? 
- Lo dudo. Lleva todo el día así, y ayer fue de reggaetón. ¿mañana?… no sé, tal vez se ponga el día punk.

martes, 11 de agosto de 2020

Ansiedad telefónica

Toda tranquilidad desapareció al escuchar la vibración que anunciaba la llegada de un mensaje. Avisaba el final de un día sereno. El mundo se detuvo y su corazón también. Antes de revisar ya sabia quien se comunicaba. Sintió una nausea que reventó en su garganta en forma de acido gástrico. Llego hasta la mesa donde se encontraba su celular. Se dio cuenta. Su error. No era él. No era una persona. Ni siquiera era un mensaje. Era el aviso de batería baja de un dispositivo al que ahora estaba encadenada. En su lugar, encontró solo decepción. Lo que realmente notificaba era la continuidad de incesantes y tortuosos días de inútil espera. Esclavizada y esperanzada.

lunes, 3 de agosto de 2020

Ilustres personajes

El hippie

Llegar al distrito nueve de la ciudad ultraconservadora “Quesolandia”, es toparme a Oscar. Es ese tipo que no conoce el baño, ni la estética, ni el buen vestir. Por lo general, es un ermitaño que apenas sale de su madriguera oscura y llena de pelos porque ahí también vive su fiel perro, al cual asegura amar más que a sus padres y hermanos, pero yo lo he visto, y el no ama a nadie ni a sí mismo.

Este personaje (un adulto de apariencia, pero desde hace 10 años estancado en los 15), critica duramente la sociedad, se auto define open mind pero cree aun en la humanidad. Se muestra humilde y “servicial” pero esta siempre indispuesto pues -mírame, no me he bañado ni peinado, ¿como voy a salir a hacer ese mandado, que tú quieres, vestido así?- porque, ¿les dije que es un verdadero hippie sin trabajo, sin estudios que vive de sus padres? Después de su justificación para no realizar ninguna tarea que, según él, no merece hacer, el padre, con coraje y tristeza termina por hacer las tareas que al hippie le corresponden.

En resumen, Oscar es un ser inerte, respirando solamente, aprendiendo del mundo a través de un video juego y YouTube, viviendo otra realidad en algún universo alterno. Es parte de alguna raza extraña, nacida de una generación en la cual, los oscarianos, otros seres iguales a él, creen merecerlo todo sin él más mínimo esfuerzo, porque, como lo dice de vez en cuando, él no pidió nacer.

Sus padres deberían pensar bien en las cosas que han hecho en el pasado, que cosa tan mala hicieron para tener un hippie en su casa... cuanto le debían al destino que con esto les pago.

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