martes, 18 de agosto de 2020

Melomanía Crónica

Escuchaba ese playlist que tenía un poco abandonado. Uno que había hecho exclusivamente para sumergirme en el contenido musical de “People ain’t no Good” de Nick Cave, y así, ahogar toda pena. Puedo jurar que todas las canciones de la lista hablaban de mí. En ese festival de infinita tristeza yo era el único espectador. Todas mis bandas y cantantes favoritos actuaban solo para mí, transportándome a una experiencia agridulce.

El evento musical fue interrumpido varias veces durante el día: al subir al auto para ir con el dentista, al tratar de emparejar mi celular con el estéreo del auto para seguir con el ritmo de mi aflicción, al tener que contestar las preguntas de todos aquellos que no estaban invitados a mi festival personal de amargura. Quizá, el único invitado que tuve fue el dentista que durante la cita me ofreció poner mi música en su consultorio ¿Cómo podía decir que no?. En realidad es que todos hubieran estado invitados si se limitaran a solo escuchar y apreciar mi buen gusto. 

Ya entrada la noche, en la casa de mis padres, me adueñe de su equipo de sonido. Seguía con la piel erizada provocada por los sonidos, las voces y las letras. Una vez más, el festival fue interrumpido al escuchar hablar a los no invitados. Tenían las voces de mi madre y mi esposo. 
- Nomás vino a escuchar música su música deprimente. ¿Nos va hablar? 
- Lo dudo. Lleva todo el día así, y ayer fue de reggaetón. ¿mañana?… no sé, tal vez se ponga el día punk.

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