Sobre los viajes que tanto extraño...

"Y no me digas pobre por ir viajando así ¿No ves que estoy contento? ¿No ves que soy feliz?"

A veces puedes sentirte muy sola. Mucha gente no lo soporta, se cansan. Se cansan de viajar, de la comida, los horarios, las escalas. La ropa nunca es suficiente. Las almohadas siempre son muy duras o muy blandas. Pero por otro lado, conoces al mundo, no le rindes cuentas a nadie. Y no tienes que ir a la tumba sin haber hecho algo interesante.

Desear en grande

El gran pintor había hecho su obra maestra, pero aquel cuadro no lo había pintado para venderlo, lo había hecho para él. Su plan era colgarlo en su casa, cuando tuviera una. Cuando tuviera una familia, cuando tuviera esa vida. En ese momento el cuadro estaría ahí. 

La posibilidad de esa vida se esfumó. Nunca sucedió porque todo lo que tenía lo puso en aquel cuadro. Y ahora ya no queda nada. Eso pasa cuando deseas hacer algo grande. Tienes que ir hasta el final. No puedes tenerlo todo. Pierdes algunas cosas, pierdes algunas personas, pierdes la familia, la sensación del hogar, sin embargo la gran obra ahí está.

El peligro de estar cuerda

"Escápate conmigo esta noche bebé..."

¿Quién no ha deseado alguna vez escapar del encierro de la propia vida? Y no porque esa vida no nos guste, sino porque una sola existencia, por muy grande y muy buena que sea, siempre será una especie de cárcel, una mutilación de otras posibles realidades, de otros individuos que pudimos ser. ¿Quién no ha deseado alguna vez ser otro? Contenerse en una sola identidad resulta empobrecedor. ¿Quién no, cuando dentro de nosotros hay una sociedad de múltiples habitantes incongruentes e independientes entre si. Cuando el yo es un movimiento en el gentío?