Mostrando entradas con la etiqueta coronavirus. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta coronavirus. Mostrar todas las entradas

viernes, 18 de septiembre de 2020

¡TENEMOS UN 3312!

I'm too hot... hot damn! call the police and the fireman.

La otra vez fui a Smart, con mi tapabocas y desinfectada. A diferencia de otros súperes, en este, había un termómetro pegado en una de las puertas. Toda pretenciosa, queria mostrar mi "indiscutible" educación sobre el tema de que los rayos infrarrojos del termómetro NO te leen la mente, asi que con seguridad acerque mi frente para la toma de lectura. Una alarma se activó ya que el dispositivo marcaba 37.7 de temperatura. Detuve el tráfico de gente, la alarma duro como 3 minutos, que para mí fue como una hora, y se puso en evidencia que estaba bien infectada del coronabicho. Le explique al guardia que quizá era porque mi carro estaba muy caliente, aun asi, acepte el no poder entrar al establecimiento. Pero luego me dice -intentélo otra vez, es que se toma del brazo- y pues ya, al tomar de nuevo la lectura en otra área de mi cuerpo, mi temperatura fue de 34 grados y asi pude ingresar. Ahora tenía hipotermia, nada importante comparado con el COVID... y bueno, con la evidente falta de calibración del termómetro. 


sábado, 20 de junio de 2020

100 dias exactamente iguales, 27 diferentes atributos... y solo 7 te gustan.

"oh don’t get out! I can't see the sunshine, I'll be waiting for you, baby”

100 días de no haber perdido nada (solo la cordura), de pensamientos mundanos, de negación, de "y ahora que hago?", de “al menos la casa está limpia y ordenada”, de odio desmesurado al coronabicho, de estar hasta la madre con el encierro… hoy se cumplen 100 días de cuarentena.

Y pensando en aquellos días… creo que no los use tan bien, no logre dominar ese idioma anglosajón, no me regale días para dedicarlos a mí misma y consentirme, no hice todo el ejercicio del que siempre me quejo que no hago porque no tengo tiempo, pues porque prácticamente los ocupe en: 

  1. Comer como si no hubiera un mañana (pero mejore mis pobres habilidades culinarias)
  2. Odiar de sobremanera el PUTO encierro! (pero sigo respetando la cuarentena)
  3. Envidiar a los despreciables ciudadanos que siguen con su vida normal, y a todos mis conocidos, amigos o familiares que SI estan ocupados todo el tiempo. (pero al menos tuve el tiempo para reírme con mis podcast favoritos)
  4. Comprar idioteces por internet porque estoy aburrida y TODO lo quiero.
  5. Pensar más que trabajar, ejercitarme, cocinar, limpiar, moverme… (pero eficazmente dejar de pensar para dormir como bebe)
  6. Sentirme como la señora Fletcher todo el tiempo (lust for life!)
  7. Mirar a todos desde arriba porque TODOS tienen pésimos gustos musicales (Bueno, eso siempre)
100 días pasaron y el You Only Live Once, perdió sentido.

lunes, 4 de mayo de 2020

The virus strikes back!

Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana…

Son tiempos de pandemia. La mayoría de la ciudadanía ha atacado desde casa y han obtenido victorias en algunos países contra el malvado coronavirus. Aunque ha sido destruido en China debido a las estrictas medidas de contención, en otros países los ciudadanos han sido obligados a dejar sus bases para seguir con sus actividades cotidianas exponiéndose a las malvadas fuerzas del virus. Durante la batalla, rebeldes han logrado fugarse, violando las reglas del confinamiento poniendo en peligro sus vidas. Con el apoyo de los gobiernos, los secretarios de salud dirigen una valiente resistencia, buscando ayuda de los valientes doctores y enfermeros con el fin de restaurar la salud y economía del planeta.


Y cuando creí que la cuarentena no podía ser peor, el virus ataco... de nuevo. No es ese tipo de virus que te corta la respiración y que necesitas estar aislado, es el no tan popular como el coronavirus, HERPES.
El estrés esta fuera de mi control y esta cuarentena no ayuda, me siento inútil, desmotivada, triste, confundida, y el cuerpo lo sabe, por lo que de pronto me volví parte de la población vulnerable, pero no lo sabía…
Después de una semana de dolor de espalda y pecho, según yo por el ejercicio, y de una extraña "alergia" en la piel, me obligaron a ir con el dermatólogo quien me dijo, tienes herpes zoster, el virus de la varicela.
El maldito volvió, nunca se fue, estaba escondido en algún lugar el sistema nervioso esperando que las defensas bajaran para volverse activar, y aquí esta, vivaracho el muchacho.
Ahora mi encierro es tomar pastillas todo el tiempo, ponerme crema, sentirme high con el medicamento y dejar de beber por un mes... ya mejor que venga un perro y me orine.

martes, 14 de abril de 2020

La virtud de estar borracho

People say I’ve got a drinkin’ problem, that ain’t no reason to stop
People saying that I’ve hit rock bottom just ‘cause I’m living on the rocks”

Durante la mañana estuve pagando, con todo e intereses, las botellas de vino que, como Charles Bukowski, me tome el sabado que parecia domingo. Tenía ganas de no pensar en nada sensato, de que me importara una mierda el que seguimos encerrados con un futuro incierto y de disfrutar el momento de sentirme sutilmente (no fue tan sutil) tropicalona.
Y no es que haya planeado ser la ebria que todos creen que soy, simplemente se dio y el resultado fue que me sentí feliz a pesar de ser un fin de semana de encierro.
Si la felicidad fue momentánea, la verdad la pase bien, usamos las herramientas tecnológicas que hoy nos salvan de la terrible soledad y que nos ayudan a mantener nuestro gen social, un par de videollamadas, correos picarones y chats políticamente incorrectos fueron parte de la diversión, e incluso, en mi reseca terrible la platica madrugadora fue la cura.
Así que en este encierro de locura, como Bukowski dijo: “Necesito un trago. Casi todos lo necesitan, solo que no lo saben”. 🥃

jueves, 9 de abril de 2020

Alerta pandemica

This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend, the end

Partí de Querétaro a Colón en aquel auto que me hacía sentir como un señor de 60 años, con todo el lujo que lo caracterizaba, con la decoración que solo podríamos encontrar en casa de nuestros abuelos, hasta un particular reloj análogo sobresalía del tablero principal. No llegaba ni a sentirme señora, ni por más cool que mis poses al volante pudieran ser, ni por los lentes oscuros con los cuales mucho menos podría llegar a parecer rockstar. El auto era demasiado; muy grande, muy lujoso, muy anticuado también.
El SEÑOR Güereque, después de dar mil vueltas buscando la dirección, llegó a su destino y a pesar de que ya habían comenzado advertencias sobre el recién llegado Coronavirus de mantener distancia, al llegar con el cliente todos nos saludamos, hubo intercambios afectivos y hasta me quedé a comer con ellos, la despedida fue igual, hubieron muchos apretones de mano.
Más tarde, me dirigí al centro histórico de la ciudad para encontrarme con un amigo y VOLVER A COMER, y pues al vernos, el saludo fue más afectivo aún, hubo abrazo y menos distancia, durante dos horas platicamos hasta el momento de la despedida con otro abrazo.
Cansada de ser el Señor Güereque, llegue al hotel con la intención de no usar el carro, cambiarme y esperar a que llegara mi vegana amiga Olivia. Para hacer tiempo prendí la TV y las noticias aparecieron y la paranoia llegó; NBA suspendida, Tom Hanks y su esposa infectados, Trump cancelando todos los vuelos procedentes de Europa y miles de casos confirmados en USA. Aun así, recibí a Olí con un gran abrazo y nos fuimos a beber (cuando se podía aun), y hablamos sobre el virus y la vida. También hubo despedida con abrazo.
Y por si no tenía suficiente, en el aeropuerto, donde ya se sentía la histeria colectiva, donde ya todo mundo usaba tapabocas pero aun así estaba bien pinche lleno, entre el gentío y tocándonos todos los unos a los otros, me topé a Wilber (ese hombre que tiene un trabajo como el mío, que me huye porque lo hago tomar Jager y que también extraña su vida normal por ciudades y aeropuertos) y pues él afecto se dejó ver con un abrazo también.
Después de aquellos días, incluso la semana siguiente, seguía creyendo que estaría en Toluca haciendo mis vistas técnicas regulares y que de ahí estaría disfrutando la CDMX y que escucharía a Tame Impala en vivo, con todo y la incertidumbre de haber y haberme contagiado con tanto contacto humano.... tan ilusa, llegue a casa y de ahí ya no pude salir.

sábado, 4 de abril de 2020

Casi olvidado

He tratado de reconstruir esos últimos momentos de mi vida antes de la pandemia, pero poco a poco las caras y los lugares se han borrado, me aferro a ellos porque extraño cada cosa que era parte de mis rutinas, sin tener bien en claro si esto me está afectando o me ayuda a sobrellevar el obligatorio encierro.

¿Cuando fue el último día que pensé que todo estaba tan lejos de la hoy realidad? Porque de pronto llegue a casa y de ahí no salí, porque de pronto solo me quedan los recuerdos borrosos de mis actividades cotidianas y los lamentos de planes que han sido destruídos o postergados.

Y al principio pensaba en lo de ayer, lo de la semana pasada y todo era tan claro, los rostros, esos ojos, esos gestos, las risas y los ademanes, luego pienso en las calles recorridas, las carreteras y el miedo de manejar cada automóvil rentado que tome, los sitio nuevos y a los que volvía otra vez, las sabanas, las almohadas, la forma en que caía el agua en cada tipo de regadera y mi análisis exhaustivo de los baños para calificar si era buena idea volver a ese hotel. Las visitas y terminar como vil minero pidiendo baño urgentemente y, por su puesto, ese apretón de mano con cada uno de ellos que, quiero suponer, forman parte de mi trabajo.

Hoy, la rutina ha cambiado y pensar en lo pasado me mantenía contenta, podía cerrar los ojos y casi tocar la vida antes de la pandemia, pero después de un tiempo todo se empieza a disolver y aunque me aferro hay cosas que ya no las veo, tengo el sentimiento y puedo sentirlo pero cada vez es más difícil visualizarlo, ¿será el siguiente paso dejar de extrañar?

domingo, 29 de marzo de 2020

¿Domingo de nuevo?

”Everyday is like Sunday
Everyday is silent and grey"


Esto de la cuarentena me está jodiendo bien cañón, ya ni siquiera estoy segura de los días.
Tengo una decena de libros esperándome y está bien eso de #yomequedoencasaleyendo pero lo cierto es que he invertido demasiado tiempo flasheando que estoy de viaje. Pudiera ponerme a inventar alguna otra actividad, pero le ando poniendo más ganas a pensar idioteces.

Seguidores

Powered By Blogger