jueves, 9 de abril de 2020

Alerta pandemica

This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend, the end

Partí de Querétaro a Colón en aquel auto que me hacía sentir como un señor de 60 años, con todo el lujo que lo caracterizaba, con la decoración que solo podríamos encontrar en casa de nuestros abuelos, hasta un particular reloj análogo sobresalía del tablero principal. No llegaba ni a sentirme señora, ni por más cool que mis poses al volante pudieran ser, ni por los lentes oscuros con los cuales mucho menos podría llegar a parecer rockstar. El auto era demasiado; muy grande, muy lujoso, muy anticuado también.
El SEÑOR Güereque, después de dar mil vueltas buscando la dirección, llegó a su destino y a pesar de que ya habían comenzado advertencias sobre el recién llegado Coronavirus de mantener distancia, al llegar con el cliente todos nos saludamos, hubo intercambios afectivos y hasta me quedé a comer con ellos, la despedida fue igual, hubieron muchos apretones de mano.
Más tarde, me dirigí al centro histórico de la ciudad para encontrarme con un amigo y VOLVER A COMER, y pues al vernos, el saludo fue más afectivo aún, hubo abrazo y menos distancia, durante dos horas platicamos hasta el momento de la despedida con otro abrazo.
Cansada de ser el Señor Güereque, llegue al hotel con la intención de no usar el carro, cambiarme y esperar a que llegara mi vegana amiga Olivia. Para hacer tiempo prendí la TV y las noticias aparecieron y la paranoia llegó; NBA suspendida, Tom Hanks y su esposa infectados, Trump cancelando todos los vuelos procedentes de Europa y miles de casos confirmados en USA. Aun así, recibí a Olí con un gran abrazo y nos fuimos a beber (cuando se podía aun), y hablamos sobre el virus y la vida. También hubo despedida con abrazo.
Y por si no tenía suficiente, en el aeropuerto, donde ya se sentía la histeria colectiva, donde ya todo mundo usaba tapabocas pero aun así estaba bien pinche lleno, entre el gentío y tocándonos todos los unos a los otros, me topé a Wilber (ese hombre que tiene un trabajo como el mío, que me huye porque lo hago tomar Jager y que también extraña su vida normal por ciudades y aeropuertos) y pues él afecto se dejó ver con un abrazo también.
Después de aquellos días, incluso la semana siguiente, seguía creyendo que estaría en Toluca haciendo mis vistas técnicas regulares y que de ahí estaría disfrutando la CDMX y que escucharía a Tame Impala en vivo, con todo y la incertidumbre de haber y haberme contagiado con tanto contacto humano.... tan ilusa, llegue a casa y de ahí ya no pude salir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Powered By Blogger