"Hello darkness, my old friend. I've come to talk to you again..."
Cuando estaba cómodamente posicionada en un lugar de tres asientos para mí sola, cuando ya todo mundo había encontrado su lugar, llegan estos individuos con sus crías a pedirme que me cambie de asiento (uno de en medio) para ellos estar juntos en la fila "no, no hay cambios, su pobre planeación no representa una emergencia para mí, ya se verán todos juntos en Quesolandia. Vaya a su lugar"... Mi respuesta fue NO.
Esa respuesta desató las miradas de los conservadores neoliberales que a su juicio está mal separar los niños de sus padres. Para mí, está mal que si no has pagado el elegir tus asientos, quieras mover al que si los pago.
Las sobrecargo no sabían que hacer, a quien mover, pero siempre llegan los buenos samaritanos los que te dicen en tu cara "yo me cambio, solo será una hora, no hay problema", y cambiaron toda una fila, dos personas se sentaron enseguida de mi, y dejaron a la familia justo en los asientos de atrás, obviamente, con el chamaco justo golpeando mi respaldo.
En fin, la vida no es justa y luego te mueres.
Nada contra los niños, todo contra los padres.
Son el eco de lo que sus padres son, a fin de cuentas.
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