jueves, 26 de junio de 2025

Hipsterlandia

"Bicycle! Bicycle! I want to ride my bicycle, I want to ride my bike"

La cita era a las 9 de la noche y ya son las 11. No es un buen momento para estar en la calle y comenzar un recorrido de 20 km en bicicleta por la ciudad, sobre todo porque es lunes y mañana hay que trabajar.

En este recorrido vemos a gente que también va a las citas del domingo, que son solo 10 km y tienen un ambiente más familiar (y en horarios decentes). Nos viene a saludar el señor que solo habla con mujeres, allí está el atleta de alto rendimiento que solo tiene una pierna pero en la otra se le forman como 10 músculos en el chamorro al pedalear, y también está el cholito con su bicicleta improvisada que, aunque lleva el garrero, parece ir más rápido que yo.

Una amiga me pregunta por qué no traigo una falda o pantalón; parece que mis leggins están algo traslúcidos y se nota que el calzón es de otro color. Ahora veo por qué la fascinación de este nuevo personaje del grupo, que con insistencia me invita a su casa, me pide agua de mi mochila y me asegura que nos hemos dado un beso indirecto.

Después de un bajón de azúcar, una llanta ponchada, primero auxilios, pero ejercicio saludable, llego alrededor de la 1 a.m. a mi casa, asegurando que ya solo iré a los paseos de los domingos. Como es la época hipster, nos espera un recorrido, pero con outfit tweed.

Qué bonito año aquel 2013.

jueves, 19 de junio de 2025

Que tu voz ya no me alague

"All I want to do is be more like me and be less like you."

No temo competir. Lo que temo es que siempre voy a competir, eso es lo que me da miedo. 
El hecho de que este terriblemente condicionada para aceptar los valores de los demás, y que me gusten los aplausos y que la gente me ponga por las nubes, no lo justifica en absoluto. 
Me avergüenzo de ello. Me da asco.
Me da asco no tener valentía de no ser nadie en absoluto.

jueves, 15 de mayo de 2025

No alarms and no surprises

Today I don't feel like doing anything, I just wanna lay in my bed

Me faltan unos hijos para que le quiten las botas a su madre al llegar de trabajar. No los tengo, pero lo que sí me quito son las ganas de seguir activa después del horario laboral. Poco a poco, la culpabilidad de no estar produciendo se va disipando y me dejo llevar por la procrastinación. Me siento en mi sofá, enciendo la TV y me río con The Nanny.

Ya no siento la ansiedad que me producía el pensar que me vieran sin hacer nada. No tengo que demostrar que soy una persona importante ni que debo hacer una agenda para justificar lo ocupada que estoy. Tampoco significa que esté deprimida; simplemente, le doy a mi cerebro unas vacaciones, al igual que a mi cuerpo. Y, por el contrario, he encontrado más paz y felicidad en esos momentos de inactividad.

viernes, 25 de abril de 2025

Desarmonia de ideas

"Se me reventó el barzón y sigue la yunta andando"

Una vez dije que era team calor, pero con esta humedad estoy a punto de cambiar de opinión. O tal vez ya lo hice, porque aunque el clima marca un 66% de humedad, yo y mi rebelde cabellera la sentimos al 137%. La chamarra que llevo puesta tampoco ayuda.

En el pasado, dije que quería crecer y esforzarme, presumir de una carrera profesional y trabajar arduamente. Hoy, en cambio, solo anhelo la procrastinación eterna. No quiero el progreso, solo deseo dormir largas horas, ver televisión y pensar en NADA.

Sin embargo, aquí estoy esperando volver a casa, después de una desmañanada, largas horas de carretera, tráfico, trabajo físico, mugre y con el "entusiasmo" y esperanza de ganar esa cuenta por la que he estado trabajando tanto, porque ante todo, clasemediera aspiracionista.

A veces me doy asco.

#disonanciascognitivas

martes, 15 de abril de 2025

Un domingo cualquiera

Son las 4 de la mañana y todo el mundo bailando 🎶... Al menos en mi cabeza, porque nomás la resaca no me deja dormir. El cerebro palpita, el techo se mueve y en mi estómago hay todo un carnaval. A mis 40 años, todavía me pregunto por qué sigo torturándome pasando por situaciones poco saludables, pero recuerdo la noche de anoche y no estuvo tan mal. Si no fuera por el hecho de que ya es lunes y tengo que trabajar en unas horas.

Un domingo cualquiera sería uno donde no me asomo ni al patio, donde la ducha es opcional y dormir varias veces al día suena como el plan más genial del mundo.

Pero este domingo estaba en Regiolandia, aburrida, debatiendome en si aplicar ese plan genial de dormir o salir. La verdad es que no quería seguir durmiendo porque ya hasta el cuerpo me dolía, pero la idea de salir sola a donde no conozco a nadie tampoco me emocionaba. Al final, sí me aventuré: me largué al famoso barrio antiguo, dizque a tomar un café y leer, y a los 5 minutos ya me quería ir, y no por que estuviera sola, sino por el pinshi calor del diablo que se notaba a través de mi ropa, y ahi estaba yo con mis camisa de axilas mojadas de tanto calor... Me tomé rápido el café (frío) y fui en busca de algo más refrescante (alcohol). Encontré un lugar donde era yo la única comensal, y asi empezó mi camino hacia la ebriedad. Con unas cervezas y mezcales, me empecé a sentir valiente, y recordé al amigo de un amigo que, por casualidades del destino, contestó mi mensaje, hasta que por fin pude sacar un plan con compañía.

Llegué a un lugar con aspecto de restaurante de mariscos buchón, y ahí estaba el sujeto (a quien, por cierto, temía no reconocer). Me saludó y había con él 5 personas, llegué a ser la sexta. Entre los presentes estaba mi nuevo amigo "todo el mundo me conoce porque soy bartender", la morenaza de fuego amante de los horóscopos, el odontólogo guapo, el bandido de sombrero y el "cumpleañero", y yo "la ¿y tú, ¿de quién eres?". Hicimos buen match, hubieron muchas cartas, y aunque el restaurante tenía pinta buchona, todo era muy norteño, que hasta banda en vivo había. Al final, descubrí que en realidad todos éramos desconocidos; la única persona en común era mi amigo que todo el mundo lo conoce porque es bartender. Y ahí estábamos, 6 extraños un domingo por la noche, echando cheve, disfrutando del ambiente norteño, haciendo chistes y bromas; y digo bromas porque, en realidad, el cumpleañero ni estaba de cumpleaños, pero tal era el desmadre que lo festejamos, le cantamos las mañanitas y hasta pastel le llevaron, y a la banda, les pidió sus rolas favoritas.

Creo que valió la pena haber convertido un domingo cualquiera en una convivencia, aunque ahorita esté un poco dañada mi salud y que si esto hubiera sido en sabado, ni tan divertido hubiera estado.

Los nombres de los personajes nunca los voy a olvidar porque, al chile (como dirían los regios), nunca me los aprendí y por eso los omiti.

jueves, 3 de abril de 2025

El hombre económico no es mujer

El papel de la mujer en la economia revela una profunda desigualdad que ha perdurado a lo largo de la historia donde se ha establecido que es el hombre quien va primero, y es el hombre el que cuenta, lo que sugiere que la economia ha sido definida por y para los hombres, relegando a la mujer como "lo otro" que si es indispensable, pero subordinado.

A lo largo de los años, se ha asignado a las mujeres la tarea de cuidar a los demás en lugar de preocuparse de su propio beneficio. La sociedad le ha contado que no puede ser racional, una creencia de que son solo emocionales porque sus cuerpos las atan a los partos y las menstruaciones, lo que son obstáculos para su participación igualitaria en el ámbito económico. A pesar de que muchas mujeres han invertido en su formación tanto tiempo y esfuerzo como los hombres, la discriminación se hace evidente en la aun existente brecha salarial.

La falta de atención al impacto del trabajo doméstico en la economía y los roles de género es notable. "¿Quién limpia en casa de la limpiadora? ¿Quién cuida a la niña de la niñera?" son preguntas con las que cargan muchas mujeres y parece que solo les importa a ellas.

El ingreso al mercado laboral remunerado ha permitido a las mujeres liberar parte de sus tareas domésticas, "si se quiere hacer carrera, es preciso colgar la vida familiar en la puerta antes de llegar a la oficina", lo que a veces conlleva a un conflicto interno, especialmente durante la maternidad, cuando lo público y privado se fusionan de maneras complicadas. Es decir una mujer embarazada no puede quitarse su panza para ir a trabajar, no puede deshacerse de su yo privado, tiene que llevar algo de su hogar al mundo del trabajo remunerado. El hombre económico no tiene pechos que producen leche, u hormonas. Se mantiene separado de lo público y privado.

A pesar de que la mujer ha entrado en el mercado de trabajo, el hombre no ha entrado en la casa en la misma medida, lo que perpetúa la desigualdad en la división de las tareas. Además, las dinámica del mundo económico revela un sistema que prioriza el beneficio individual sobre el bienestar social.

A lo que surge la pregunta: "¿es justa la economía? ¿mejora nuestra calidad de vida?" La realidad es que "la economía actual crea apetitos en lugar de soluciones para saciarlos", y las elites causantes de crisis financieras suelen salir ilesos o mejor posicionados, reforzando un ciclo de desigualdad y explotación.

En este contexto, es evidente que el hombre económico es el que invierte en sí mismo y es individualista, mientras que se ignoran las aportaciones y necesidades de las mujeres. La economía, diseñada a menudo sin considerar las realidades de género, lleva a la conclusión de que "sabemos el precio de todo, pero el valor de nada" y asi por mucho tiempo el valor económico que aportan las mujeres han sido invisibilizado. 

martes, 11 de marzo de 2025

Tarifas VIP

El personal de una escuela primaria llevaba tiempo quejándose de que los padres, muy ocupados, no recogían a sus hijos a tiempo, lo que obligaba a los maestros a quedarse horas extras. Para solucionar esto, la escuela decidió implementar tarifas por recogidas tardías. Sin embargo, los padres comenzaron a recoger a sus hijos aún más tarde. ¿Por qué? Al introducir estas tarifas, la escuela, sin darse cuenta, eliminó el sentido de responsabilidad que los padres sentían. Antes, sabían que debían llegar a tiempo por respeto al personal. Pero al poner un precio a la tardanza, los padres empezaron a ver las tarifas como un costo por un servicio adicional. La motivación moral se perdió y, con el dinero en juego, la situación cambió.

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